LA TOLA, SU IMPORTANCIA PARA LA CONSERVACIÓN DE LOS RECURSOS SUELO Y AGUA EN EL OCCIDENTE DEL PAÍS Y ALGUNAS CONSIDERACIONES PARA SU MANEJO SOSTENIBLE.
Vladimir Orsag Ing. Agrónomo Ph.D (Docente UMSA)
Fotografía V.Orsag, 1: Tolares en el Altiplano Central de Bolivia.
Fotografía V.Orsag, 2: Detalle del suelo conservado debajo de una planta de Tola.
Fotografía V. Orsag, 3: El Uso de la Tola para fines domésticos (leña) es todavía usual en algunas zonas del Occidente de Bolivia.
Es de conocimiento general que gran parte del Occidente del territorio nacional, esta sufriendo un marcado deterioro, no solo de su cobertura vegetal, sino también de sus recursos suelo y agua. Esta degradación del Altiplano se debe principalmente a algunas actividades indebidas que realiza el hombre dentro de la ganadería, agricultura, minería, etc.), lo que incide negativamente en la capacidad productiva de las tierras de pastoreo, de cultivo y el medio ambiente en general.
De acuerdo a los estudios realizados por el Programa de la Biodiversidad de la Autoridad Binacional Autónoma del Lago Titicaca (ALT), 1994, los tolares (teniendo a la tola como el principal componente de estas asociaciones), cubren una superficie de aproximadamente 46.936 Km2 en el Sistema TDPS (lago Titicaca, río Desaguadero, lago Poopó y salar de Coipasa) lo que significa el 59% de su superficie. Por otro lado, en el Altiplano Sur (provincias Nor y Sur Lípez y E. Valdivieso), los tolares de uso forrajero cubren una superficie aproximada de cerca de 78 Km2 (Hinojosa, 2003), los mismos que son susceptibles de convertirse en áreas para el cultivo de quinua. También esta especie se encuentra en las tierras altas del Bloque Oriental del país (alturas comprendidas entre 3500 a
4800 m.s.n.m). Como esta especie es utilizada por el hombre desde tiempos remotos y principalmente a partir de la Colonia y la República, se evidencia una disminución considerablemente de los tolares. Esta especie perenne y arbustiva, por consiguiente, se constituye, no solo en un componente importante para la protección del medio ambiente en general, sino es igualmente importante a nivel económico, social y cultural, en razón de que proporciona una serie de productos y servicios a los habitantes de esta región del país.
Entre los productos y usos que tiene la tola se debe mencionar:
- Medicina casera, sus diferentes partes son utilizadas para curar algunos males y enfermedades de las personas y animales.
- Forraje, las hojas de algunas tolas pueden ser consumidas principalmente por las llamas y por los ovinos en la época seca del año (cuando no hay otros forrajes disponibles).
- Leña, es utilizada como fuente de energía calorífica a nivel doméstico y semindustrial (panaderías, yeseras, ladrilleras y estuqueras).
- Madera, para pequeñas construcciones, como corrales, techos, paredes y trabajos artesanales.
- Tintura, para la coloración natural de lanas y otros productos.
Entre los servicios que proporciona esta especie se tiene:
- Sombra y abrigo: Debido al carácter arbustivo de la tola, este ayuda a crear un microclima, proporcionando sombra y abrigo a las especies vegetales forrajeras que crecen asociadas a esta (chiji, muhlembergia, etc.) y también para animales pequeños. - Protección contra el viento y agua: El follaje de las plantas de tola, primero amortiguan el impacto directo de las gotas de agua sobre el suelo evitando la destrucción de sus agregados. Segundo, las plantas de tola actúan como barreras, reduciendo la acción erosiva del viento y agua. Así mismo, ayudan a aumentar la rugosidad del terreno, lo que reduce también la velocidad del agua de escurrimiento y su capacidad de transporte. Las raíces de la planta, ayudan a sujetar las partículas del suelo gracias a su acción mecánica y al incorporar restos orgánicos a este, favorecen su estructuración. Esta situación, incide favorablemente sobre las otras propiedades físicas (porosidad, tasa de infiltración, etc.) y por consiguiente disminuye el agua escurrimiento y la erosión de los suelos.
Los procesos de salinización/sodificación, que se dan en los suelos del Altiplano Central, son motivo de preocupación, ya que están incidiendo de manera significativa en pérdida de la fertilidad de las tierras de pastoreo y cultivo, y el avance de la deserticación en las provincias Aroma y G. Villarroel del departamento de La Paz y Tomás Barrón, Cercado, Poopó y Saucarí del departamento de Oruro. En la llanura fluvio lacustre del Desaguadero, donde estos procesos de degradación son muy comunes, se ha evidenciado que los tolares evitan que los suelos sufran una acumulación de sales y/o sodio de manera acelerada, ya que las coberturas vegetales evitan el calentamiento de la superficie del suelo y por consiguiente la perdida de agua por ascensión capilar (factor que favorece el arrastre de sales hacia la superficie del suelo).
- Conservación del suelo y reciclaje de nutrientes: Las plantas de tola gracias a su follaje conservan el suelo adecuadamente (El suelo por debajo de las plantas, se encuentra por encima del nivel del terreno aledaño). Así mismo, este presenta mayores contenidos de materia orgánica y algunos nutrientes (nitrógeno y fósforo) que los suelos de los alrededores, gracias a los aportes importantes de hojas y ramas de tola que caen al suelo. - Conservación del agua: Los tolares al mejorar las propiedades físicas del suelo (estructura, porosidad, tasa de infiltración del agua), ayudan a que el agua de lluvia pueda almacenarse en los horizontes inferiores de este, aumentando la disponibilidad para las plantas o también el agua puede pasar a ser parte de los acuíferos o napas freáticas del subsuelo. En ese sentido, como el déficit hídrico en el Altiplano se presenta en la mayor parte del año, la conservación de los tolares es fundamental para incidir sobre las características hidrológicas de la cuenca.
Según los estudios realizados por la ALT (Proyecto Biodiversidad), el avance de la degradación de las praderas y suelos en la región, se debe en gran parte a que la tola es utilizada como combustible por cerca del 53 % de los pobladores del Sistema TDPS (pueblos, comunidades y caseríos) para la preparación de alimentos y por las pequeñas industrias (panaderías, yeseras, estuqueras y ladrilleras) para la elaboración de pan, fabricación de yeso, estuco y ladrillos.
Su amplio uso como fuente energética en el área rural, se debe a que esta especie se caracteriza por tener un alto valor energético, además es accesible y barata en relación a otras fuentes externas como el diésel y gas, los mismos que solo se lo pueden obtener en los principales centros poblados de esta región.
Los estudios anteriormente mencionados, también muestran que para cubrir las necesidades de la población rural del Sistema TDPS y de la pequeña industria, se requiere aproximadamente 32.000 000 fardos (cada fardo pesa cerca de 20 a 25 Kg), lo que significa extraer la tola de una superficie aproximada de 160000 ha al año. Esta superficie deforestada anualmente equivale a aproximadamente la mitad de la superficie del lago Poopó. Esta disminución anual de los tolares es preocupante, en razón de que no se recuperan fácilmente (tardan en recuperarse entre 10 a 15 años) debido a su crecimiento lento. Además, la extracción de la planta para fines industriales se realiza en la mayoría de los casos con sus raíces, lo que impide su fácil rebrote. Ante esta situación, las áreas explotadas permanecen sin protección durante mucho tiempo y expuestos a la acción de los agentes de la erosión hídrica y eólica.
La disminución de los tolares, también se debe a la necesidad que tienen los pobladores de habilitar tierras de cultivo, debido a que:
1. La cantidad de tierras de cultivo (arables) en la cuenca Altiplánica es reducida en relación al área total y por consiguiente la población rural se ve obligada a ampliar la frontera agrícola en desmedro de los tolares u otras áreas de pastoreo. 2. El aumento de la población, está provocando que la relación tierra agrícolas/ hombre disminuya progresivamente en el tiempo.
A pesar de la degradación alarmante que está sufriendo el Altiplano, las autoridades nacionales y departamentales parece que no han tomado con suficiente responsabilidad este problema y por consiguiente por el momento no existen soluciones. Si bien existe la Resolución Ministerial N° 20 del 30 de enero del 2004, que define de manera concreta la veda para el uso de las tolas y la yareta como leña con fines industriales, estos se siguen explotando y comercializando libremente en varios municipios del Altiplano.
A fin de que el deterioro de esta región no avance, es importante buscar alternativas, no solo, a nivel del manejo de los tolares, áreas de cultivo y otras praderas, sino también en buscar fuentes energéticas sustitutivas para uso doméstico e industrial. Todo esto, debe ir necesariamente enmarcado dentro de una visión integral del espacio (cuenca, subcuenca, o microcuenca) y la participación directa de los pobladores y actores. Es necesario continuar con trabajos de investigación orientados a manejar adecuadamente los tolares y realizar su extracción de manera controlada, en razón de que los resultados obtenidos por Quelca (1998), muestran que la extracción parcial de la tola (25, 50 y 75 % por ha), disminuyen sustancialmente las tasas de la pérdida del suelo, en razón de que las plantas dejadas actúan como barreras contra el viento y agua. Además, las plantas no extraídas favorecen la recuperación más rápida de la vegetación. Así mismo, para buscar alternativas para el manejo sostenible de los tolares, también sería necesario investigar en la importancia que tendría en la recuperación de los tolares en dejar durante la extracción sus raíces.
Por otro lado, sería importante impulsar políticas a nivel nacional y regional para que los pobladores y pequeños empresarios de las áreas rurales del Altiplano y Bloque Oriental se beneficien con el gas existente en el Chaco boliviano, para lo cual se debería elaborar proyectos que permitan utilizar este recurso en las áreas rurales del país a costos razonables. Así mismo, considerando que diversos autores han demostrado que el Altiplano boliviano tiene una alta radiación solar en la mayor parte del año, sería importante continuar con trabajos de investigación orientados a ver la factibilidad de utilizar esta fuente energética, no solo, para proporcionar energía eléctrica, sino principalmente para la preparación de alimentos. Todo esto debe ir necesariamente acompañado de alternativas para abaratar los costos de fabricación de paneles solares y sus diferentes componentes.
Siendo la ganadería y principalmente el sobrepastoreo, un factor importante en la degradación de la cobertura vegetal y suelos, es necesario impulsar trabajos de investigación orientados al uso racional de las praderas nativas a través de las rotaciones de pastoreo, recuperación de las praderas con ayudas de zanjas de infiltración, fertilización orgánica e introducción de pastos mejorados. En las tierras de cultivo del Altiplano Central y Sur, se debe dar énfasis a trabajos orientados a la implementación de sistemas agroforestales en base a la tola (sistemas lineales, dispersos o en callejones) ya que existe una tendencia a habilitar amplias áreas de cultivo de quinua en tolares con el uso indiscriminado de tractores.
Para todo esto, es importante que el Gobierno Nacional analice profundamente la problemática del área rural de esta región del país y se defina de manera consensuada con los pobladores instituciones y ONGs y otros actores, las políticas y estrategias que permitan a mediano y largo plazo su desarrollo sostenible. Para esto es importante que la investigación agropecuaria juegue un papel preponderante en la búsqueda de soluciones a los múltiples problemas del área rural y por consiguiente esta actividad vuelva a ocupar su sitial como cuando existía el Instituto Boliviano de Tecnología Agropecuaria (IBTA). Si bien actualmente, esta actividad es realizada por diferentes ONGs, Fundaciones y las Prefecturas, parece que hasta el momento no han dado los resultados esperados o estos son muy puntuales, posiblemente esto se deba a diversos factores como falta de continuidad y visón integral de la problemática rural, medios económicos insuficientes, intereses políticos, etc. En ese sentido, es importante que las Facultades de Agronomía y Geografía de la UMSA, UTO y TM de esta región, aprovechen de su capacidad técnica y física instalada y la coyuntura que se presenta y se dé más énfasis a la investigación agropecuaria. Sin embargo, esta investigación, necesariamente debe partir de las necesidades reales del área rural y sean el resultado de un análisis profundo y en forma conjunta con los beneficiarios y no sean solo temas que interesan a algunas Universidades o Instituciones del exterior.